Angustia es el término que define y describe a El cisne negro. Nataly Portman encarna a Nina, una joven bailarina obsesionada con el papel principal de la obra "El lago de los cisnes". En el camino, mientras se esfuerza por dar vida a éste, tiene que enfrentarse con sus temores, alucinaciones y desenfrenos.
Es la historia de "El lago de los cisnes" llevada al celuloide; un drama deprimente, sórdido y desesperante, cargado además de un suspenso absoluto que logra meternos en plena acción de principio a fin, sobre las tablas del escenario, hasta que olvidamos que es solo baile, solo una obra y, en última instancia, solo una película. Es un monólogo de Nina frente a Nina, con sus fantasmas y sus conflictos, sin dejar de lado nunca la parte artística del baile ni la parte hartamente conflictiva del mundo de la danza.
La angustia es lo que la define: ser o no ser, creer o no, actuar o no, sentir o no, vivir o no vivir... Y un final como solo el buen arte -sea literatura, teatro, cine o cualquier otro...- sabe mostrarnos. Las actuaciones del elenco son muy buenas, y la de Portman es conmovedora, convincente, desesperante... y memorable! Le mereció el Oscar a Mejor Actriz en la recién pasada premiación.
Entre drama y suspenso, entre seducción y terror, entre danza y esquizofrenia, El cisne negro nos atrapa.
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